Cinco alumnos desplazados de la escuela de Erla no asistieron a clase por falta de transporte.

Cinco alumnos del colegio rural agrupado de Monlora no pudieron asistir a clase la semana pasada por falta de transporte. Los cinco viven en pueblos sin escuela y tienen que trasladarse hasta Erla para ir a clase, por lo que tienen derecho a servicio de autobús y comedor. Sin embargo, el Gobierno de Aragón no pudo llegar a un acuerdo con los transportistas para alargar la ruta del autobús y los cinco se perdieron el inicio de curso.

El ejecutivo autonómico informó este viernes de que solucionaría el problema con un taxi que comenzaría a prestar el servicio este mismo lunes, pero el sábado los padres se enteraron de que el taxi solo recogería a cuatro de los cinco niños y han decidido no montar en él a sus hijos en señal de protesta.

De los cinco niños afectados, tres viven en Piedratajada, pueblo que se ha quedado sin escuela este año por no alcanzar el cupo mínimo de cuatro alumnos que hubiese asegurado su apertura. De Piedratajada a Erla hay 17,6 kilómetros y los padres de las niñas solo tienen un vehículo que necesitan para ir y volver a trabajar en horarios que no coinciden con los de las escolares.

Otro de los niños reside desde hace poco en Valpalmas, un pueblo en el que cerró la escuela en 2009. En un principio sus padres iban a matricularle en el colegio de Ejea de los Caballeros pero al enterarse de que el Gobierno de Aragón facilitaría el transporte a Erla, decidieron inscribir al niño en el colegio más cercano y reducir los trayectos de su hijo de 54,4 kilómetros diarios a 22,2. Finalmente el taxi subvencionado por el Ejecutivo sí pasará por su municipio.

La quinta niña, la que sigue sin transporte, vive en Sierra de Luna y ya lleva tres años asistiendo a clase al colegio de Erla. Cuando cerró sus puertas el colegio de Sierra de Luna, la Administración decidió reubicar a sus alumnos en Ejea de los Caballeros y los padres de esta niña se negaron y matricularon a su hija en Erla porque había una diferencia de más de 15 kilómetros de distancia en cada viaje. Los demás niños de Sierra de Luna van cada día hasta Ejea de los Caballeros, a 25,8 kilómetros de sus casas, en un autobús escolar que pasa por Erla pero que no entra en el municipio para dejar a esta niña de seis años cerca de su colegio.

 El taxi subvencionado por la administración realizará el recorrido Piedratajada – Valpalmas – Erla y dejará fuera a la niña de Sierra de Luna porque incluirla significaría desviar el recorrido y aumentar en 29 kilómetros cada trayecto al cole del niño de Valpalmas.

Su madre, Carolina Barón, se siente engañada porque asegura que después de las vacaciones de Semana Santa se les aseguró «de forma verbal» que los niños tenían garantizado el transporte y una ayuda individual de comedor. «Estábamos tranquilos y el día 9 de septiembre nos llaman por la tarde y nos dicen que la empresa de autocares se niega a alargar la ruta y que hay que hacer una nueva con otro transportista, dejando fuera a mi hija».

Esta madre de Sierra de Luna insiste en que está en su derecho de llevar a su hija al colegio más cercano a su casa y de disfrutar de la ayuda de transporte y comedor que corresponde a los niños desplazados porque, aún así, la escuela está 11,5 kilómetros de su domicilio. «Llevamos años pidiendo estas ayudas o que el autobús pare en Erla cerca del cole de mi hija y nos lo deniegan porque dicen que nos corresponde el colegio de Ejea, mucho más lejos», protesta esta madre.

Por cuestiones logísticas, es difícil que la ruta de un solo taxi satisfaga las necesidades de las cinco familias pero de momento este lunes las madres de los niños de Piedratajada no montarán a sus hijas en el taxi y acompañarán a la de Sierra de Luna a protestar ante servicio provincial de Educación.

La semana pasada se dio un caso similar en Aniés, donde viven ocho niños matriculados en el colegio de Bolea. En un principio se les dijo que habría un taxi que comunicaría los dos pueblos pero que solo tendría capacidad para cinco niños, así que los padres decidieron no montar a ninguno de sus hijos en el vehículo a modo de protesta. Finalmente apareció un vehículo con capacidad suficiente para los ocho alumnos.   

 

    

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